Normalmente son mujeres y trabajan en entornos rurales
El COVID-19 ha demostrado lo que ya se sabía, pero muy pocos reconocían: que ellas son indispensables, las mujeres del servicio de atención domiciliaria.
La pandemia se ha cebado especialmente con nuestros mayores. Protegerlos del contagio ha significado aislarlos de todo contacto social y ellas, han sido sus cuidadoras, sus ángeles de la guarda y en muchas ocasiones, su único contacto con el exterior durante el confinamiento. Su trabajo ha trascendido el de la asistencia personal, para convertirse además en psicólogas y compañeras de una población de mayores que viven solos, donde a veces era más importante mantener una conversación que hacer la compra.
Paqui, trabajadora del servicio municipal de ayuda a domicilio de Aracena ayuda a Mercedes (95) en su casa de Aracena, Huelva, España a 22 de Mayo de 2020. Paqui asiste a un total de 13 usuarios en el municipio durante el Estado de Alerta decretado por el COVID-19. Les ayuda en las tareas personales en las que tienen mayor dificultad: aseos, realizar compras o preparar la comida.



Andalucía es la Comunidad Autónoma con mayor número de hogares formado por personas mayores de 65 años (casi un 18% de la población) y sólo en las provincias de Huelva y Sevilla más de 102.000 ancianos viven solos, casi siempre en los pueblos y zonas rurales, donde se concentra la mayor parte de la población envejecida. Durante el COVID-19 han prestado un servicio social de tremendo valor humano y social, cuidando y ayudando en las tareas de aquellos que ya tienen algún tipo de dependencia. Porque la aplicación de la ayuda de la ley de dependencia gestionada por la Junta de Andalucía, a veces tarda en llegar. Esta demora temporal, entre que un usuario solicita el servicio, se barema el grado de dependencia y se concede la ayuda, en ocasiones puede tardar meses, incluso más de un año. Por eso son muchos los Ayuntamientos de pequeños municipios que tienen la voluntad de minimizar los inconvenientes de estas largas esperas. Así, nacen los Servicios Municipales de Atención a Domicilio, que asisten a través de ellas, a los usuarios que lo necesitan y están a espera de la concesión de ayuda a la dependencia.

Han tenido que aprender a gestionar el miedo y la incertidumbre de trabajar con personas especialmente vulnerables al COVID-19, sin la certeza de estar a salvo ellas mismas por desconocer si podrían foco de contagio. Han trabajado desde la responsabilidad y el deber de saber que esto era lo que tenían que hacer, y lo hicieron, vaya si lo hicieron, siempre con una sonrisa del que sabe su deber cumplido con creces.

Jerónima (84) espera en el sillón de su casa en Valdezufre, Huelva, España a 4 de mayo de 2020 a que Mª del Carmen, del servicio municipal de Atención a domicilio, termine las tareas de asistencia y ayuda en su domicilio.




Jerónima (84) sale a la puerta de su casa a despedir a Mª Carmen, en Valdezufre, Huelva, España, a 4 de Mayo de 2020. Mª Carmen es trabajadora del servicio de atención a domicilio del Ayuntamiento de Aracena y asiste en el municipio a un total de 11 usuarios que tienen algún tipo de dependencia y necesitan ayuda para tareas básicas personales.
