“El que está en la cama es el Dr. Zanabili padre, el otro es el doctor Zanabili, hijo”
Cuando vi al doctor Yahia Zanabili por primera vez estaba tumbado en una cama de cuidados intensivos, enganchado a tubos y cables que a su vez lo conectaban a un montón de pantallas y sonidos (pi, pi, pi, pi…). Me llamó la atención un gesto, familiar y reconocible pero poco habitual aquellos días. A los pies de esa cama se sentaba otro doctor enfundado en bata, guantes, gorro para el pelo y mascarilla verdes.
“El que está en la cama es el Dr. Zanabili padre, el otro es el doctor Zanabili, hijo”. Lola, la jefa de la UCI covid del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), aclaraba la duda antes de que nadie la planteara.


El Doctor Zanabili padre es uno de tantos sirios que llegó a estudiar a España durante el tardofranquismo. Pasó su primer año en Zaragoza con un familiar, aprendiendo español y después se mudó a Oviedo para estudiar medicina. Entre viajes de ida y vuelta a su amada Alepo, donde su familia produce uno de los jabones más preciados del mundo, comenzó a echar raíces aquí. No pasaron muchos años antes de que el régimen baazista de los Assad le prohibiera la entrada en el país y convirtiera al doctor en un exiliado más. En su caso -que no es el más habitual- integrado, feliz, completo, no sólo como médico, también como líder de la pequeña comunidad musulmana en Asturias desde una hermosa casa en una colina verde, como lo son todas las que rodean Oviedo.


Yahia Zanabili escucha el diagnóstico y conversa con los neumólogos del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) Oviedo, Asturias, España. Mayo 2020.

El doctor Zanabili, tras ser trasladado a planta, se somete a la toma de unas radiografías en la sala de rayos del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) Oviedo, Asturias, España. Mayo 2020.

El doctor Yahia Zanabili descansa agotado tras dar sus primeros pasos en meses durante una sesión de rehabilitación en su habitación en la planta COVID del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) Oviedo, Asturias, España. Mayo 2020.

Una mañana de Marzo, tras varios días de malestar y síntomas evidentes de Covid-19, el doctor Zanabili tuvo que aceptar que una ambulancia lo trasladase al hospital. Quedó ingresado con pronóstico grave en cuidados intensivos. Su recuerdo de esos días es el de una nebulosa en la que se mezclan realidades con sueños y alucinaciones. Dice que “la vio muy de cerca”. Todos en su casa estaban preparados para lo peor. Dos de sus hijos son médicos en el mismo hospital en el que su padre pasó la enfermedad. Para ellos, cambiar de planta y que la visita fuera al padre significaba encogerse el alma. Sabían, quizás mejor que nadie, que cada día podía ser el último.

El Doctor Yahia Zanabili abrazado por su esposa, Nouzad y nietas, Salma y Nadia, a su llegada a casa tras 57 días ingresado por COVID en el HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) Oviedo, Asturias, España. Mayo 2020.